(Basado sobre todo en “Feminismo para principiantes “de Nuria Varela)
La historia del feminismo, en España, tiene un ritmo y unas características propias. La lucha por el voto femenino que se extendió a Inglaterra y Alemania todavía no tenía cabida en nuestro país, porque vivíamos en un régimen dictatorial.
En nuestro país, la república favoreció notablemente los derechos de la mujer española, eliminando el delito de adulterio, reconociendo el derecho de la patria potestad de las mujeres sobre sus hijos, el matrimonio civil, el divorcio, el voto femenino. Se dieron pasos enormes desde el punto de vista legal, pero hubo poco espacio para que estos cambios se materializasen y todo ello por causa de la llegada del franquismo. Con él las mujeres retrocedimos en nuestros derechos, todas volvieron a ser menores de edad tuteladas por maridos o padres y las mujeres propulsoras y protagonistas de los logros fueron exiliadas.
Sobre las mujeres españolas, pesa el miedo a la opinión pública, y el poder social de la iglesia es enorme y profundiza en las desigualdades. En España nos quedamos fuera de Europa.
En Inglaterra y Alemania, el voto femenino fue un regalo por su papel en la contienda. En España, las mujeres se incorporan más tarde a las universidades y el sufragismo no entró hasta el siglo XX. El índice de analfabetismo era muy elevado.
Pero en los años 70, algo se estaba gestando, en nuestro país el feminismo no estaba muerto, un movimiento que se hace eco de los acontecimientos en otro continente y una vez muerto Franco, en 1975, las españolas solo tardaron ¡16 días! en organizarse y se concentraron en Madrid (quinientas mujeres llegadas de todos los rincones del país). Nacía así el “nuevo” movimiento feminista en España.
El “viejo “feminismo está representado por mujeres excepcionales, merecen mención especial, es importante detenernos en sus biografías y conocer sus logros.
Concepción Arenal, primera feminista española, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, sus biografías están llenas de dolor y renuncias, pero también de sacrificio, de lucha y son todavía grandes desconocidas, no las estudiamos en el colegio, por eso todas debemos esforzarnos y trasmitir sus historias y sus logros. Porque sus vidas fueron útiles para todas, tenemos derechos y vivimos mejor gracias a su empeño y valor.
Concepción Arenal, gallega, nacida en Ferrol en 1820, fue la primera mujer en disfrutar de un derecho hoy plenamente instaurado para todas, la educación superior, aunque lo consiguió vistiéndose de hombre.
Asistía a las clases de derecho en la universidad de Madrid como oyente, escondiendo su condición de mujer.
Fue una mujer brillante, en 1860 escribió “La beneficencia, la filantropía y la caridad” y esta obra mereció el premio de la real academia de ciencias morales y políticas. La presentó a concurso a nombre de su hijo Fernando. Cuando fue a recoger el premio un niño de 10 años cogido de la mano de su madre, los académicos quedaron pasmados y aunque lo intentaron, ya no podían echarse atrás, así que Concepción Arenal fue la primera mujer premiada por una academia.
Fue una valiente que abrió camino y con su vida marcó la diferencia.
Incluso después de casarse siguió usando ropas masculinas para acudir a tertulias, pues conseguía así participar sin ser importunada. Además, comparte con su marido colaboraciones periodísticas hasta que él enferma. Entonces es ella la que escribe los artículos firmando en su nombre. Cuando queda viuda su mejor amigo consiguió que el director del periódico le mantuviera el trabajo, pero pagándole la mitad del sueldo. Era una mujer viuda con dos hijos a cargo y aunque sabía que los artículos eran de ella no consideró justo pagar por su trabajo.
Los temas que más le preocuparon fueron los derechos de las mujeres y la situación en las prisiones. Realizó una importante labor como visitadora de cárceles. Su padre era militar, acabó en la cárcel y su madre tuvo una penosa vida sola a cargo de sus hijos. También luchó por la educación de las niñas.
Entre sus obras, “Cartas a los delincuentes”,” La mujer del porvenir”, “El estado actual de la mujer en España”. Sin duda alguna, Concepción Arenal fue “la madre del feminismo español” y su vida fue una cruzada feminista.
Emilia Pardo Bazán, otra gallega, nacida en Coruña en 1851 fue la primera mujer en recibir una cátedra de literatura en la universidad Central de Madrid, aunque nunca pudo ejercer. Esta mujer sacó los colores a la real academia española.
La real academia española permaneció cerrada a las mujeres trescientos años, y aún hoy, como dice Nuria Varela sigue siendo un cortijo masculino en el que se decide sobre la lengua de todos y todas.
Como dato diré que no fue hasta 1981, cuando una mujer, Carmen Conde, consiguió romper el abuso. A fecha de hoy la RAE sigue siendo un “campo de nabos” abonados con cantidades ingentes de misoginia que se resiste por todos los medios a reconocer la igualdad en los seres humanos.
Emilia Pardo Bazán en el siglo XIX nos decía que las “mujeres que quieren tener una actividad y una visibilidad deben aspirar no sólo a ser escritoras reconocidas, sino a ser mujeres capaces de hablar y opinar en público”. Ahora, sobre todo a las chicas jóvenes les debe de parecer absurdo, pues las mujeres tenemos voz, pero no ocurría así en esa época donde la mujer era asociada solo a su estado de esposa y madre.
En este momento histórico, ya se estaba gestando el sufragismo. Pero la lucha por el voto femenino de las mujeres inglesas y las alemanas no tuvo cabida en nuestro país. Aquí las feministas peleaban para lograr la obligatoriedad de la educación primaria para las niñas y esperamos hasta 1914, pleno siglo XX para conseguir el permiso a las mujeres para ampliar estudios fuera de España.
La ley de instrucción pública de 1857 si bien hizo obligatoria la escolaridad de las niñas en la enseñanza primaria, las dejo excluidas de materias como la industria, el comercio, la geometría y, por supuesto, la educación sexual.
La vida de Emilia Pardo Bazán tampoco fue fácil, con 17 años ya estaba casada.
De familia acomodada, viajó por media Europa y aprendió idiomas, francés, inglés y alemán. Alcanzó reconocimiento público con sus novelas y comenzó a ser muy criticada por sus artículos. La presión social fue suficiente para que su marido, hasta entonces admirador de su obra, le exigiera abandonar la literatura. Ella elige abandonarlo a él.
Emilia Pardo Bazán escribió hasta su muerte en 1921, para ser libre e independiente económicamente. Entre sus obras:” La tribuna”, “Los pazos de Ulloa”, “La mujer española”.
Esta frase es suya: “todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol frutal, que solo se cultive por la cosecha”.
Así, peleando, entramos las mujeres en la universidad y las artes y también en los trabajos, pues muchas mujeres comenzaron a trabajar en la industria. Y los varones no lo aceptaron, se resistieron con todas sus armas. Como en todos nuestros logros avanzamos derribando sus murallas. Nada nos han dado. Nada nos han regalado.
A mujeres con preparación como Emilia Pardo Bazán se las atacaba con crudeza, los insultos no eran más suaves que los actuales hacia las feministas que reclaman derechos y alzan la voz. Además, la industrialización de finales del siglo XIX incorporó masivamente a las mujeres en condiciones de extrema dureza. Los hombres nos reservaron puestos con condiciones infrahumanas con pésimas condiciones higiénicas y largas jornadas entre 12 y 14 horas diarias.
Las mujeres se organizaron, hubo huelgas y reclamaciones. Destaca Teresa Claramunt, una de las primeras obreras españolas con discurso feminista, fundadora de un grupo anarquista de trabajadoras de la rama textil.
Pero los hombres intentaron por todos los medios echarnos del trabajo remunerado. Nuria Varela comenta que en una fábrica de Barcelona los trabajadores hicieron huelga y llegaron a estar cuatro meses sin trabajar hasta que consiguieron la expulsión de las mujeres.
Todos se posicionaron en contra. Nos cerraron las puertas. Esta es nuestra historia.
La vida laboral de las mujeres solía finalizar a los veinticinco o treinta años, cuando por matrimonio o nacimiento de hijos eran obligadas a abandonar el trabajo asalariado y dedicarse por entero a la familia. Sus empleos se consideraban subsidiarios a los del esposo, y para ellas las opciones profesionales estaban limitadas.
En España, todas las mujeres, por decreto, tenían que ser “ángeles recluidos en su hogar”, era el único modelo femenino aceptado socialmente. Pero se evidenciaban grandes contradicciones y ohh ¡sorpresa¡, el patriarcado adaptó su discurso a los nuevos tiempos.
Lo que hicieron fue renunciar al concepto inferioridad natural y explicar que las diferencias biológicas y psicológicas entre hombres y mujeres justificaban la existencia de distintos derechos. Así que admitieron que las mujeres podían trabajar y recibir una educación que les permita sobrevivir en caso de necesidad, pero el matrimonio y la maternidad continúan siendo prioritarios. La función primordial de las mujeres era la de ser madres y esposas.
Contra esta idea pelearon activamente las feministas defendiendo que la maternidad nunca podría anular a una mujer como individuo.
Todas conocemos a Gregorio Marañón, médico defensor de esta idea. Ya no decía que las mujeres fuésemos inferiores, pero si diferentes y nuestra función prioritaria en la vida era ser madres y esposas, así que cualquier otra actividad que las mujeres emprendiesen debía condicionarse a su función primordial.
Este discurso todas lo conocemos, nos lo han inculcado a fuego, muchas hemos renunciado a puestos de trabajo remunerado y optado a jornadas reducidas por desempeñar nuestra función como madres, pero el discurso de las feministas que lo desafiaron públicamente tuvo menos repercusión. Lucía Sánchez Saornil sostenía que la teoría de Marañón, que tanta influencia estaba teniendo socialmente, solo era un método sutil y pseudocientifico para justificar la relegación social de las mujeres.
Al hilo de esta reflexión diré que me resultó muy didáctico leer a Laura Freixas. En su novela “A mí no me iba a pasar “reflexiona centrándose en su propia vida, por qué tantas mujeres renunciamos a salarios dignos para dedicarnos de forma altruista y a jornada completa a cuidar de nuestra familia. Parece una decisión libre y generosa, en la novela explica como las trampas del patriarcado nos envuelven a todas.
También María Cambrils, se enfrentó a Marañón. Ya entonces, esta mujer planteó el problema del androcencismo en la ciencia y este discurso pseudocientífico que reforzaba el sometimiento de las mujeres.
Con la entrada de las mujeres en la universidad, a partir de 1910, y gracias a muchas mujeres que acceden a formación en el extranjero se sucederán cambios importantes.
En 1923, se celebra la primera manifestación feminista en España. Reclamaban el voto de las mujeres.
Clara Campoamor: el derecho al voto.
Artículo 46 de la constitución española de 1931: “los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”
Esta fue una victoria casi personal de Clara Campoamor alentada por grupos de mujeres intelectuales. En aquel momento eran tres las mujeres que tenían actas de diputados, de 470 escaños, gracias a un decreto de Miguel Maura para regular las elecciones para diputados, donde decide para las mujeres sufragio pasivo, es decir, no podían elegir, pero podían ser elegidas. No podían votar, pero podrían legislar. Pues bien, gracias a esto, tres mujeres se colaron. Clara Campoamor por el partido Radical, Victoria Kent , por el partido radical socialista y Margarita Nelken por el psoe. Tres entre cuatrocientos setenta hombres. Lo más doloroso y lo que provocó burlas fue el hecho de que otra mujer se opusiera al sufragio femenino. Victoria Kent propuso que se aplazara la concesión del voto a las mujeres, no por cuestión de capacidad sino de oportunidad para la república.
Así, este logro puede decirse que le corresponde a una sola mujer. Se aprobó el sufragio femenino por cuatro votos de diferencia. Por eso su nombre va unido siempre al derecho conseguido para todas.
Las mujeres que impulsaban a Clara Campoamor eran pocas pero muy vehementes.
María Lejárraga en 1931 escribía: ¡A conquistar España, españolas! Y no se avergüencen ustedes de la pelea, no les dé rubor proclamarse de una vez para siempre feministas. Están ustedes obligadas a serlo por ley de naturaleza. Una mujer que no fuese feminista sería un absurdo tan grande…. Como un rey que no fuese monárquico.
La historia posterior llevó a las mujeres a perder derechos. En las elecciones de 1933 arrasó la derecha. El derecho al voto y la ley del divorcio fueron logros efímeros. La guerra civil y la dictadura tras la victoria de las fuerzas franquistas en 1939 cierra un periodo y las mujeres españolas tienen que esperar 40 años para volver al punto de partida de 1931.
Mujeres brillantes, luchadoras, rebeldes, tuvieron que irse y con ellas se fue la esperanza de una vida mejor para miles de españolas. Las que se quedaron sufrieron una dura represión y la obligación del silencio.
Dice Nuria Varela: “Al exilio se van nuestras mujeres. Luchadoras anónimas y rebeldes ilustres como Rosa Chacel, Clara Campoamor, Elena Fortún, Dolores Ibárruri, Victoria Kent, María Lejárraga, María Teresa León, María de Maeztu, Federica Montseny, Margarita Nelken, María Zambrano…Al exilio se irán todas ellas y en sus maletas se llevarán sus luchas, sus esperanzas, sus trabajos. Con su partida desaparecerán también todos los senderos abiertos por esas mujeres republicanas que iban camino de ser mujeres libres.
La dictadura destrozará todas las leyes, todos los derechos, supuso la muerte civil para las mujeres.
Me gustaría citar un interesante artículo sobre el trabajo firmado por Dolores Ruiz Berdún y Alberto Gomis, de la universidad de Alcalá publicado por “Mujeres con ciencia” titulado: El olvidado papel de las matronas en la guerra civil española.
Muchas mujeres fueron perseguidas por su labor profesional, el caso más conocido es el de las maestras republicanas, pero también las matronas estaban entre las mujeres que la dictadura consideraba peligrosas.
Las matronas tenían gran libertad de movimiento, pues atendían partos a cualquier hora del día o de la noche, contaban con una formación superior a la media y para más desgracias tenían sueldos que las liberaban de la dependencia de un varón. De hecho, muchas eran solteras y otras muchas aprovecharon las leyes republicanas para divorciarse.
Al finalizar la guerra fueron represaliadas. Sus conocimientos sobre anatomía y fisiología femenina las convertía en sospechosas para el régimen. Sospechosas de provocar abortos y de difundir prácticas anticonceptivas. Algunas pudieron huir, muchas fueron detenidas y encarceladas, con juicios sin garantías. Algunas murieron.
Están registradas condenas que oscilaron entre la pena de muerte y los tres años de prisión. En el trabajo de estos autores se cita la documentación, localizada en diferentes archivos. Es un trabajo minucioso en el que se identifican varias matronas asesinadas y queda clara la represión contra este colectivo.
En general, las matronas se alejaban mucho del modelo impuesto, y pagaron caro su osadía.
Cuando nos cuentan la historia de la guerra civil solo aparece la historia de los hombres, ellos son siempre los protagonistas. Nos han trasmitido una visión muy simplista de la realidad.
Las mujeres, todas, sufrieron las represalias de un sistema que primaba por encima de sus derechos a los varones.
Quedaban por delante 40 años de horror y sufrimiento, con orden expresa de silencio, para todas las mujeres.
“El ángel del hogar, vuelve a ser obligatorio”
Esto es lo que le tocó vivir a nuestras madres y abuelas.
Año 1975.Tras la muerte del dictador reaparece el movimiento feminista, fue un año de esperanza para las mujeres.
Los grupos de mujeres se organizaron, había urgencia por destruir el modelo de feminidad imperante. Dice Justa Montero: “Los primeros años estuvieron particularmente marcados por la crítica sin matices a la maternidad y matrimonio, a la familia y al modelo sexual. El objetivo era sacudir a una sociedad machista hasta el esperpento”.
Las mujeres rompieron el silencio y se sucedieron logros que mejoraron la vida de todas, a ellas les debemos lo que somos y lo que disfrutamos.
Ese año, 1975, fue declarado por la ONU como “Año Internacional de la Mujer”. En España, se comenzaba a trabajar. En un principio de forma clandestina, contando con la complicidad de las mujeres.
Dos mujeres relevantes en los años 70, fueron María Telo y Lidia Falcón.
María Telo, abogada, logró mejorar la situación jurídica de las mujeres. Gracias a ella las españolas alcanzaron la mayoría de edad jurídica. Pudieron aceptar herencias, abrir cuentas bancarias, trabajar, disponer del salario sin permiso del marido, ser también cabeza de familia o administrar los bienes gananciales.
Lidia Falcón, referente feminista en nuestro país. Publicó “Los derechos civiles de la mujer”, “Los derechos laborales de la mujer”, “Mujer y sociedad” donde analizaba las normas religiosas, sociales y políticas que imponían la opresión a las mujeres. Fue el primer texto publicado en España que denunció la mutilación genital femenina y además recogía un análisis feminista de la prostitución y también del fenómeno de la quema de brujas.
Lidia Falcón fundó en 1979 el partido feminista, y ahí sigue, peleando y desde luego rompiendo la orden de silencio, actualmente, mientras escribo estos apuntes, es blanco de una agresiva campaña de acoso y derribo por parte del colectivo trans.
En estos años había muchos frentes por los que pelear. Las feministas trabajaban sobre todo por:
- el derecho a una sexualidad libre y a educación sexual
- contra la penalización del adulterio
- por la legalización de los anticonceptivos
- por la exigencia de guarderías
- por el derecho al divorcio
- por el derecho al trabajo asalariado
- por la amnistía de las mujeres encarceladas (más de 350) por delitos específicos como adulterio, aborto o prostitución.
Se redactaron proyectos de ley sobre divorcio y aborto. Pusieron en marcha centros de mujeres donde se facilitaban anticonceptivos que en aquel momento eran ilegales.
El avance no nos vino regalado, la desobediencia y la lucha activa fueron claves. Por eso todavía hoy me escandalizo cuando oigo opiniones de “marichulos” alabando a las antiguas feministas como “las buenas”, siempre me pregunto qué clase de historia han leído. Supongo que sobre feminismo lo ignoran todo. Esas mujeres protagonizaron un cambio social de gran envergadura. El feminismo español contemporáneo tuvo que comenzar creando un “nosotras” y fueron unas valientes al salir a las calles diciendo “yo también soy adúltera”, “yo también he abortado”,” yo también tomo anticonceptivos”,” yo también soy lesbiana”. Como actualmente los anticonceptivos son legales, el aborto no está penalizado, el adulterio no tiene penas de cárcel, para nosotras, estos graves crímenes ya no existen, ahora los señores se escandalizan y reaccionan con agresividad cuando salimos a decir:
O patriarcado é un xuiz,
que nos xulga por nacer
O noso castigo
a violencia que non ves.
O patriarcado é un xuiz,
Que nos xulga por nacer
O noso castigo
a violencia que xa ves
Feminicidio
Impunidade para o asasino
é a desaparición
é a violación
E a culpa non foi miña,
nin onde estaba
nin como vestía
E a culpa non foi miña,
nin onde estaba
nin como vestía.
O violador eras ti
O violador es ti
Son os machos
Os xuices
O estado
O patriarcado
O estado opresor é un macho violador
O violador eras ti
O violador es ti
Non somos presas
Para manadas
Somos mulleres empoderadas
As violadas non están soas
Tocan a unha saímos todas
O violador eras ti
O violador es ti.
Versión de “Un violador en tu camino” cantada en Vigo ,este més de diciembre 2019.Adaptada de la original de las feministas chilenas.
En los años siguientes llegaron las victorias.
1976 y 1977
Amnistía y despenalización del adulterio
Se celebra por primera vez el 8 de marzo “Día internacional de la mujer”.
1978
Despenalización de los anticonceptivos
Abrogación del delito de adulterio
Se legalizaron organizaciones feministas
Se suprimió el servicio social de las mujeres establecido por Franco.
Este “nuevo feminismo” lo hizo todo sin referencias.
Amelia Valcárcel:
“El feminismo español contemporáneo empieza a existir en los años setenta en medio de una gran desmemoria. No existía el pasado. El franquismo lo había destruido. Las herederas de Concepción Arenal comenzaron a llenar las aulas universitarias sin saber que eran herederas de nadie. El primer momento del cambio no fue asertivo, sino negativo, había que abolir y derogar tantas leyes…Pero también hubo que inventarse un mundo nuevo. Las condiciones legales de las españolas hasta 1975, asegura Valcárcel, explican por qué había tantas abogadas en el feminismo de los primeros años.
Y estas circunstancias explican que el feminismo español sea especial, dicho esto a su favor. Es como es-serio, radical, político-, porque partió de aquella situación: <<no nos tocó enfrentarnos a una misoginia travestida o vagarosa, sino a las prácticas civiles y penales del Estado y al conjunto de la moral corriente… No es (el nuestro) un feminismo por lecturas, sino por vivencias. Primero vinieron la rabia y el coraje. Las lecturas vinieron después>>.
Así llegamos a la llamada “transición española”. Pero, en este momento histórico a nosotras también nos robaron nuestra memoria.
No se puede entender la Transición española sin conocer la militancia política de las mujeres, pero de la lectura de los relatos oficiales se desprende que esta no existió.
Toda la actividad en 1978 se centró en el rechazo a la constitución.
La constitución de 1978 no nos representa. Las feministas señalaron los fallos de este texto constitucional.
-Fue un texto señalado como “machista y patriarcal”. Solo tuvo “padres”, ninguna mujer participó en su redacción.
– El artículo 14, proclama que “los españoles son iguales ante la ley”, las feministas descubren el engaño que encierra esta afirmación. Es una afirmación engañosa y torticera.
Decían, las feministas, que una constitución que pretendía ser democrática debería haber tenido en cuenta una norma elemental del derecho, que establece que cuando se parte de una situación de desigualdad, no se puede dar un trato de igualdad”.
Pero, a juzgar por el texto que figura en la constitución, sus autores prescinden de hecho de una desigualdad en las situaciones de partida de hombres y mujeres, y, al proclamar erróneamente que todos los españoles somos iguales, soslayan la necesidad de establecer medidas concretas para poner fin a esta desigualdad.
Es muy doloroso para nosotras, los españoles si son iguales ante la ley, pero las españolas estamos en otro nivel, no somos iguales a ellos. Por no recordar también que tampoco estaría mal usar un lenguaje inclusivo.
-No aparece tampoco en el texto constitucional la alusión a problemas específicos de las mujeres, como los derivados de nuestra capacidad reproductora. Las feministas insistían en que la deberían recalcarse la existencia de unos derechos específicos para la población femenina.
-Se omiten puntos indispensables para lograr la participación igualitaria de la mujer en el proceso social, contribuyendo con ello a mantener y perpetuar nuestra condición de ciudadanos de segunda categoría.
-El principio de no discriminación ante la ley por razón de sexo, que postula el citado artículo 14, es quebrantado por la propia constitución, que, a lo largo de su largo articulado, contiene una clara discriminación explícita y otras varias implícitas.
–Temas como el divorcio no se tratan. Queda remitido a una legislación posterior. Para las feministas era fundamental romper con “el trágico principio de indisolubilidad del matrimonio”.
Las feministas también discrepaban en más puntos:
-Explicaban claramente que la opresión de las mujeres tiene su origen en su asignación a los papeles de esposa y madre dentro de la familia. El artículo 39, en su apartado 1 establece:” Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia”. Es evidente que con este artículo se presta un flaco servicio a la causa de la emancipación femenina.
-Respecto al trabajo asalariado, la situación es similar. El texto constitucional oculta las tremendas diferencias que tenían y seguimos teniendo, hombres y mujeres en esta cuestión.
–El derecho al aborto se quedó fuera y además se aseguraron de que no fuese fácil regularlo.
– Se aseguraron la cooperación con la iglesia católica. El texto corregido por las feministas decía:” El estado solo protegerá la enseñanza estatal, que será laica, mixta, gratuita y obligatoria. A tal efecto, el Estado garantizará que se realice sin discriminación o menoscabo por razón de sexo, implantando la coeducación efectiva a todos los niveles y sancionando a los establecimientos que no cumplieran con este principio”. El debate continuo en el mismo lugar.
-También manifestaron su rechazo al artículo que daba prioridad al varón sobre la mujer en el acceso a la jefatura del Estado.
– Se opusieron al sistema de seguridad social que obligaba a la inclusión de las mujeres que no trabajan fuera de casa a través del marido. Veían mucho más justo un sistema único para toda la ciudadanía. A partir dela mayoría de edad todos cotizaríamos un mínimo y eso daría derecho a las mismas prestaciones.
-También eran muy conscientes del papel de los medios de comunicación en la perpetuación del modelo impuesto a las mujeres. Proponían la prohibición explícita del sexismo en los medios. En este punto seguimos igual. Seguimos denunciando “el denigrante papel de la mujer en los medios y su constante utilización como reclamo sexual para el consumo”.
En sus conclusiones, la plataforma feminista de Madrid afirmaba:
“No está claro que sea la constitución de la concordia y del consenso. Tampoco está claro que sea la constitución de todos los españoles. Pero lo que sí está claro es que no es la constitución de las españolas…
La constitución ya está hecha. Ni la hemos hecho nosotras, ni tenemos posibilidad de modificarla. Lo único que podemos hacer es dejar constancia de nuestra protesta”.
Lo que sucedió fue que nos quedamos fuera, las mujeres una vez más en segundo plano en el diseño del nuevo orden constitucional. Fue muy doloroso, fue una gran traición de los partidos políticos al feminismo. Nada nuevo en nuestra historia, pero no por eso deja de ser cruel. Las mujeres protagonistas en la lucha antifranquista quedaron excluidas de la victoria.
Años 80.
La lucha por el aborto libre y gratuito centró la lucha de aquellos años.
“Pedían el derecho de las mujeres a decidir sobre sí mismas, más allá de las determinaciones de médicos, jueces, políticos, padres, maridos o compañeros. Había que liberar una sexualidad constreñida y reprimida que estaba limitada a la normativa de la pareja heterosexual y de la familia y que, restringida por unos fines reproductivos, concebía la sexualidad femenina como algo inexistente”.
En España, la interrupción voluntaria del embarazo fue legalizada en la segunda república, siendo ministra de sanidad Federica Montseny. Tras esa fecha, Franco volvió a penalizarlo.
El uso de anticonceptivos se despenalizó en 1978, pero el aborto fue perseguido, las penas implicaban meses o años de prisión. (Mi madre nació en los años 40, yo y mis hermanos nacimos en una época en que abortar de forma voluntaria, llevaba implícito entrar en la cárcel).
El aborto se despenalizó parcialmente en 1985.La ley de 1985, sobre los derechos reproductivos de la mujer que estuvo vigente 25 años, autorizaba el aborto inducido en tres supuestos:
- terapéutico, relativo a la salud de la madre
- criminológico, en casos de violación
- en caso de malformaciones del feto.
Siglo XXI
Las reivindicaciones feministas han calado entre las mujeres que desean vivir en libertad.
Los primeros años del siglo XXI se caracterizan por el vertiginoso desarrollo legislativo en materias de igualdad.
2004
Estrenamos el primer gobierno paritario de nuestra historia. (ocho mujeres y ocho hombres, siendo presidente José Luis Rodríguez Zapatero).
Entre 2004 y 2011 se aprobaron leyes fundamentales para la igualdad entre mujeres y hombres.
Ley de medidas de protección integral contra la violencia de género en 2004.
Ley del matrimonio igualitario en 2005.
Ley de promoción de la autonomía personal y atención a personas en situación de dependencia en 2006. (fue una norma fundamental para millones de cuidadoras).
Ley orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en 2007. (gracias a ella aparece el permiso de paternidad retribuido o la paridad en los consejos de administración de las grandes empresas).
En 2008 se creó el ministerio de igualdad, por primera vez en la historia de España. Se centró en la lucha contra la violencia de género y en la reforma de la ley del aborto. Las mujeres españolas aún tenían que alegar poco menos que estar locas para poder abortar, y, aun así, estar en alerta, puesto que la ley era tan frágil que tras una interrupción voluntaria del embarazo se creaba el temor permanente de que su historial clínico terminara en un juzgado o que, cualquier día, la policía apareciese en la puerta de su casa.
La nueva ley entró en vigor en 2010 con la pretensión de disminuir el número de embarazos no deseados y así lo confirman los datos estadísticos.
Ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, en 2010, es una ley de plazos, superando la antigua ley de supuestos.
Año 2013.
Un nuevo gobierno, con Mariano Rajoy como presidente presentó un anteproyecto de ley del aborto que eliminaba completamente el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad.
Este gobierno de derechas, del partido popular, consiguió dinamitar los avances. Desmantelaron las políticas de igualdad, de hecho, desde que los populares entraron en el gobierno hasta que anunciaron la nueva ley del aborto, España había caído ya 19 puestos en el informe sobre la brecha de género que realiza cada año el Foro económico mundial.
“Cuando el entonces ministro de justicia, Alberto Ruiz Gallardón, aseguró que < el derecho de las mujeres es ser madres>, estaba anunciando la España en blanco y negro a la que quería devolver a las mujeres”.
Lo que pasó a continuación fue histórico, “El tren de la libertad” fue el inicio de la revuelta. Esta movilización feminista se saldó con una rotunda victoria.
El 1 de febrero de 2014, Madrid se desbordaba con miles de personas que llegaron de todos los rincones de España y otras tantas que viajaron desde Francia, Portugal, Italia en solidaridad con las mujeres españolas.
Fue histórico, porque fue un movimiento espontáneo. Las mujeres decidimos defender la ley, nuestra salud y libertad estaba en juego. Gallardón dimitió y abandonó la actividad política y tuvieron que retirar el anteproyecto de aquella ley que habían llamado “Ley de protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada”.
“El tren de la libertad” fue la locomotora, desde entonces el feminismo español no ha parado.
La unión de las mujeres en todas las convocatorias (25 de noviembre, 8 de marzo, en todas las campañas de apoyo a víctimas de violencia machista), es rotunda. La voz de las feministas se oye clara y rotunda.
“YO SI TE CREO”, “AQUÍ ESTAMOS LAS FEMINSTAS”,” SOLO SI ES SI” ….
El 8 de marzo de 2018 se convocó la primera huelga feminista de nuestra historia, una huelga laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo.
Tenemos un feminismo fuerte, somos conscientes de que los logros conseguidos no nos los han regalado.
Este año 2020 espero que se haga realidad un gobierno de coalición de izquierdas. Las demandas del movimiento feminista son claras. Lucharemos por nuevas leyes, contra la trata de personas, por la abolición de la prostitución, por la lucha contra la violencia sexual, para eliminar y penalizar la mal llamada gestación subrogada, por derecho a salarios igualitarios. Un nuevo gobierno, con psoe, unidas podemos en coalición con izquierda unida y partidos minoritarios representan la esperanza para miles de mujeres españolas.
En los próximos años las mujeres seguiremos escribiendo nuestra historia, ahora podemos estudiar, trabajar, administrar propiedades, divorciarnos, y ahora queremos ser dueñas de nuestro cuerpo, la lucha es por todas para garantizar una vida libre de violencias.
El derecho al voto tuvo un inmenso costo humano, pero el derecho a no ser mercadeadas y compradas, la abolición de la prostitución también está suponiendo un alto coste en la vida de miles de mujeres. Pero la lucha está en nuestro ADN, ahora somos varias generaciones peleando, y conociendo la historia ya no dudo que “nuestra será la victoria”.
“La revolución será feminista o no será”